Se presenta a continuación una información genérica sobre las drogas a los padres, con el objetivo de que aumenten sus conocimientos sobre las mismas. Esta información no pretende ser exhaustiva, sino más bien general. Los padres que lo deseen pueden seguir informándose y para ello les damos una serie de recursos, direcciones y bibliografía sobre el tema.

Definición de Droga.      

        Toda sustancia que, introducida en el organismo por cualquier vía de administración, puede alterar de algún modo el sistema nervioso central del individuo y es además susceptible de crear dependencia, ya sea psicológica, física o ambas.

CLASIFICACIÓN DE LAS DROGAS.

        El conjunto de drogas que se presentan a continuación no incluye todas las existentes, pero sí las más representativas, y de consumo más habitual en nuestra sociedad.

Drogas depresoras del sistema nervioso central.

        Son aquellas que inhiben o atenúan los mecanismos cerebrales que sirven para mantener el estado de vigilia y pueden producir diferentes grados de depresión desde la relación, sedación y somnolencia hasta la anestesia y el coma. Alguna de estas drogas tambiín produce analgesia. Alcohol. Opiáceos (heroína, morfina, opio, etc.). Cannabis (hachís, marihuana, etc.). Hipnóticos y sedantes (barbitúricos, benzodiazepinas). Inhalables (disolventes, colas, pinturas, barnices, lacas, gasolina).

Drogas psicoestimulantes.

        Son sustancias que producen euforia, que se manifiesta como bienestar y mejoría del humor aumentando el estado de alerta y la actividad motriz. Consecuencia de la estimulación del sistema nervioso central es la disminución de la sensación subjetiva de la fatiga y el apetito y la mejora del rendimiento intelectual. También producen otros efectos como son la estimulación del sistema cardiovascular. Cocaína. Anfetaminas (Algunas de venta en farmacia y otras ilegales como el speed y el éxtasis). Otros: cafeína, xantinas y nicotina

Drogas psicodélicas o alucinógenas.

Son sustancias que se encuentran en plantas, en hongos, o son un producto de síntesis. En una u otra medida dependiendo del tipo de sustancia distorsionan aspectos relacionados con la percepción, con los estados emocionales y con la organización del pensamiento, llegando en algunos casos a producir ilusiones o alucinaciones. LSD. Mescalina. Psilocibina.

TRANQUILIZANTES.

        Un 5,9% de los escolares ha consumido alguna vez tranquilizantes sin prescripción. Esto indica que, preventivamente, deberíamos reducir la disponibilidad de estas drogas así como tratar de no ofrecer modelos de consumo abusivo.

ÉXTASIS, TRIPIS, SPEED.

        Éxtasis ("pastillas" de MDMA y similares), speed (anfetamina en polvo) y tripis (L.S.D.) son, entre las demás drogas, las más consumidas por nuestros escolares: entre un 3% y un 4,5% de ellos las consumen con mayor o menor frecuencia. Es especialmente importante en nuestros días considerar la creciente extensión de nuevas pautas de consumo centradas en estas drogas.

       Estas pautas han sido recientemente estudiadas en la investigación Drogas de síntesis. Pautas y tendencias de su adquisición y consumo. Un estudio en cuatro Comunidades Autónomas dirigida por Juan F. Gamella y Arturo Álvarez Roldán desde la Universidad de Granada. El uso combinado de las sustancias mencionadas constituye una nueva forma de utilización de las drogas que en nuestro país ha venido a ampliar las pautas de consumo típicas de la década de los ochenta. Junto al modelo "clásico" de consumidor de drogas con ciertos rasgos ideológicos, que recogía los residuos de los movimientos contraculturales de la década de los sesenta, y que degeneró, en nuestro país, en la "crisis de drogas" de mediados los años ochenta, encontramos hoy nuevos tipos de consumidores para los cuales las drogas son un fin en sí mismo, ligado a la diversión, la música y la noche (la "fiesta") y una seña de identidad que los diferencia tanto de los no consumidores como de los consumidores "clásicos" (representados en el imaginario social por los "yonquis", consumidores de heroína, que desempeñan con éxito su papel de "drogadictos").

        En los ochenta, los principales problemas derivados del abuso de drogas ilegales provenían de la heroína; la reciente aparición de las nuevas drogas de síntesis (a mitad de camino entre los estimulantes y los alucinógenos) y la progresiva extensión de su consumo entre la población juvenil está transformando el paisaje del consumo de drogas, al ampliar la oferta a un conjunto de sustancias psicoactivas de entre las que las llamadas "pastillas" (MDMA y similares) ocupan, de momento (pues muy probablemente en los próximos años asistiremos a la multiplicación de la variedad en la oferta de drogas), el lugar central.

        Deberemos esperar aún algún tiempo hasta que sepamos cuáles son los problemas que pueden derivarse de la extensión de este nuevo modelo de consumo de drogas, pero la prevención debería orientarse ya considerando esta nueva situación. Los efectos referidos por los consumidores de éxtasis (MDMA y similares) nos dan una pista del porqué de su éxito entre los jóvenes: dado que esta droga actúa principalmente incrementando la sociabilidad y proporcionando una rápida y cómoda (aunque ficticia) cohesión grupal, no es de extrañar que, en unas edades en las que el grupo de iguales es el principal vivero de socialización y el marco de referencia para la vida social, su uso se haya extendido entre ellos con tanta facilidad. Reforzar la resistencia a la presión del grupo, favorecer la capacidad para establecer relaciones no dependientes con él, así como promover señas de identidad contrarias al uso de drogas son, por tanto, objetivos prioritarios para la intervención.

        Además, las nuevas formas de explotación económica del ocio juvenil (macrodiscotecas en las que se baila música más o menos "hipnótica" -bakalao, rap music, jungle, musica "fiesta", hardcore, etc.) han propiciado pautas de utilización del tiempo libre que combinan el uso de drogas con el baile, la música, la carretera y el movimiento, y que resultan especialmente atractivas a algunos grupos de jóvenes. La creación de alternativas para la ocupación del tiempo libre y la educación de las actitudes favorables a una ocupación creativa del ocio (mediante el desarrollo de aficiones e intereses) es también una tarea preventiva de primer orden.

Otras drogas.

        El consumo de otras drogas de uso más o menos frecuente en nuestra sociedad (como la heroína o la cocaína), tienen escasa incidencia entre los escolares. Su importancia para nuestros propósitos reside más en el lugar que ocupan en el discurso social, ya que simbolizan (especialmente la heroína) a la "droga" por excelencia, que en el que, por el número de consumidores, tienen en la realidad.

        Hacer conscientes a los alumnos de esta contradicción ayudaría a que percibieran adecuadamente qué tipo de problemas es más probable que tengan con las drogas y con cuáles de ellas es más frecuente que suelan tenerlos.

        En términos generales los adolescentes no consumen más drogas (ni en mayor cantidad) que los adultos, aunque puede que en ocasiones lo hagan de modo distinto. De hecho, tanto el consumo de drogas legales cuanto el de ilegales no es mayoritario entre la población adolescente, sino que se incrementa con la edad:

 

 

 El consumo de alcohol aumenta significativamente a partir de los 22 años.

El grupo mayoritariamente consumidor de "pastillas" (MDMA y similares) tiene edades comprendidas entre los 19 y 25 años.

La edad media de inicio en el consumo de heroína son los 20 años.

La cocaína es generalmente una droga de adultos (el inicio en su consumo se produce en torno a los 22 años).

 

Las drogas de uso (y de abuso) más frecuentes entre los escolares son:

 

 

En primer lugar, el alcohol y el tabaco.

En segundo, el hachís (los "porros").

En tercero las "pastillas" (MDMA y similares).

 

 

  Función educativa de la familia, importancia de la familia en la prevención.

        Se afirma con frecuencia que la familia es un elemento clave en la prevención de las drogodependencias. Veamos por qué. Una de las funciones principales de la familia es la educación y transmisión de valores a los hijos. Los padres se encargan de enseñar a los hijos lo que saben, lo que creen que está bien y mal, el modo en que deben comportase. Muchos padres pueden pensar que ellos no lo saben todo respecto a cómo educar a los hijos, y que para eso sus hijos van a la escuela.

        Efectivamente, también la escuela y la sociedad educan, pero el papel de la familia es determinante en la educación de los hijos, es un papel muy valioso el que tienen los padres, porque la relación que se establece entre padres e hijos es única y porque probablemente lo más importante lo van a aprender de ellos. La relación con los hijos es una relación de gran cercanía, ya que son los padres los que más próximos están de sus hijos, física y afectivamente, pasan mucho tiempo con ellos, les quieren y son los que más y mejor les pueden conocer.

        También es una relación de continuidad a lo largo del tiempo, es un vínculo el de padres e hijos que se mantiene toda la vida. Existe además un compromiso y responsabilidad que se asumen desde que el hijo nace, de cuidarle, protegerle y educarle. Desde esta relación privilegiada que tienen con los hijos los padres pueden ejercer la función de educación, y para ejercerla bien no hace falta tener grandes conocimientos ni técnicas especiales, ni ser especialistas en educación infantil. Educar significa enseñarles a desenvolverse adecuadamente en la vida, esto incluye el que sepan afrontar el consumo de drogas. Implica educarles en unos valores de autonomía y responsabilidad, que les lleven por sí solos al rechazo de las drogas.

        Por esto, los padres son muy importantes en la prevención de drogas, porque si educan a sus hijos para ser adultos eficaces, les están enseñando cómo enfrentarse adecuadamente a las drogas. La función educativa como padres, va dirigida a dar la educación necesaria para lograr que sus hijos lleguen a ser adultos responsables y autónomos, que cumplan las tareas sociales (estudios, trabajo, etc.) con éxito y se relacionen bien con las demás personas.

¿Qué se educa en la familia?

        Es en la familia donde se adquieren y desarrollan las actitudes, creencias, valores, hábitos, estilos de vida y comportamientos, que determinarán el modo de los hijos de enfrentarse a la vida y, por tanto, el modo de relacionarse con las drogas. Los padres transmiten a los hijos sus creencias y actitudes, les enseñan unos valores que para ellos son importantes.

        Con los hábitos, estilos de vida y comportamientos de los padres les están mostrando el ejemplo de cómo hay que comportarse. Por eso es importante que los padres se pregunten sobre sus propias creencias y actitudes, valores, hábitos de vida, sobre cómo se comportan, y cómo esto puede estar influyendo en los hijos. Pueden preguntarse cuáles son sus creencias sobre las drogas, por ejemplo, si piensan que son dañinas o creen que no lo son, si piensan que todas las drogas son nocivas o sólo algunas, si creen que los problemas de drogas no pueden afectar a su familia o si piensan que seguro que les ocurre.

        Pueden pensar qué actitud tienen ante las drogas, si es una actitud de rechazo y si lo es, si ese rechazo es total o parcial, o si por el contrario son permisivos con las drogas, si su actitud hacia los problemas de las drogas es positiva o negativa, si son optimistas o pesimistas, si creen que los problemas de drogas tienen solución, si ocurriera en su familia un problema de drogas qué creen que harían, si lo afrontarían, si creen que lo solucionarían. También pueden preguntarse acerca de los valores que consideran importantes, y cómo pueden estar relacionados con las drogas.

        Por último, pueden pensar en sus hábitos y estilo de vida, si tienen hábitos de vida y comportamientos sanos, si son coherentes entre lo que dicen y lo que hacen, o si por el contrario les están diciendo a sus hijos que no fumen, beban o consuman otras drogas, pero los padres sí que lo hacen. En resumen, pueden decir que educan a los hijos en base a unos valores que indican lo que está bien y lo que está mal, y que guían su comportamiento, enseñándoles lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer

Los valores son aspectos concretos a los que les dan una importancia especial, de modo que pasan a orientar lo que hacen. Por ejemplo, la salud puede ser un valor dominante para una persona, mientras que otros pueden valorar el dinero por encima de otras cosas, el éxito, la inteligencia, la unión de la familia, etc. Las personas definimos lo que está bien o mal en función de los valores que tenemos.

Las creencias son las ideas o convicciones que las personas tenemos acerca de las cosas y que consideramos como verdades indudables. Podemos tener creencias más o menos racionales o irracionales. Por ejemplo, si la salud es un valor importante para nosotros, podemos tener creencias irracionales respecto a nuestra propia salud "seguro que voy a enfermar, estoy predestinado para ello" o creencias más ajustadas a la realidad "la enfermedad le puede tocar a cualquiera".

La actitud es la disposición que tenemos a pensar y comportarnos de un modo determinado. Las actitudes pueden ser más positivas o negativas, optimistas o pesimistas. Siguiendo con el ejemplo de la salud, una actitud positiva sería el pensar "puedo hacer cosas para mejorar mi salud", mientras que una actitud negativa podría ser "es mejor no hacerse pruebas, porque si estás enfermo no puedes hacer nada para remediarlo y cuanto más tarde te enteres mejor".

Los hábitos son las costumbres, la capacidad y habilidad que tenemos para hacer algo por haberlo hecho en repetidas ocasiones. El estilo de vida es el modo de vida característico de una persona. Y los comportamientos son nuestras conductas, la manera de actuar que tenemos ante cada situación. Una persona que tenga, por ejemplo, creencias racionales y una actitud abierta y optimista hacia la salud desarrollará con más facilidad hábitos de vida sanos (higiene, ejercicio, alimentación adecuada, etc.), un estilo de vida basado en el orden, tranquilidad, etc. y comportamientos sanos (práctica de deportes, salidas al campo, controles médicos periódicos, etc.).

¿EL TOMAR DROGAS ES DE COBARDES?

        Cuando preguntas a los adictos por qué empezaron a consumir suelen decir "por no ser menos que mis amigos", "porque me presionaban", "porque tenía problemas y no sabía cómo hacerles frente", "porque así me atrevía a hacer cosas que si no era incapaz"...

        Si os fijáis, todas las razones se resumen en "porque no me he atrevido a hacer frente a las cosas" o "porque no me creía capaz de hacerlas por mí mismo". No es una actitud muy valiente ¿verdad?.

 

 

 

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