Página de Manuel Pacheco

Poesía a Manuel Pacheco


  • Estilo de su poesía
  • Bibliografía

  • Formulario
















  • Vida y Obra


    "te sentiste solo, pero en tu debilidad había algo como un escudo para tu defensa,

    y ese Algo era la terrible

    belleza de la POESÍA."

    M.P.C.(La poesía y mi poesía.)




    Manuel Pacheco nació en Olivenza (Badajoz) el 19 de diciembre de 1920, en el seno de una familia humilde donde el padre es zapatero.

    El zapatero murió, llevaba el pan a casa, él era un niño la madre intentó mantener a sus cuatro hijos trabajando,le fue imposible.Contaba siete años, no había qué comer, cuando ingresó en un orfelinato de Badajoz. Un lugar frío, muy distante del regazo materno. ¿Qué inquietudes mueven a un Pacheco niño, alejado de la escuela, a leer? Quizás encontrar algún consuelo a su soledad, o quizás descubrir por sí mismo aquello que nadie le ha enseñado.

    Pacheco no contó con oportunidades académicas, empezó pronto, en la infancia, a trabajar. Vino la guerra: "A los dieciocho recién cumplidos -escribirá el poeta- soy llamado a filas en la guerra civil de España. Fui monaguillo, cantador de tangos, fotógrafo, ebanista, cargador de muelle en la estación de ferrocarril de Badajoz, albañil, marmolista, repartidor de hojas de empadronamiento, comparsa de teatro, pasé hambre y me fui a Portugal en busca de comida".


    "Pacheco


    Después, pasando por ayudante en una biblioteca, ejercerá de administrativo en la Pagaduría Militar de Haberes. Alguien de dicha pagaduría le salvó de ser detenido en una ocasión. La policía no podía hacer nada, se enjaulaban páájaros más gordos, pero un simple mecanógrafo era intocable.

    Pacheco leyó y escribió en silencio hasta la publicación del libro Ausencia de mis manos (1949). Se sentirá ivo. Es poeta porque ha nacido bajo ese signo de infierno y paraíso.

    Entre sus lecturas estaban el Ulises de James Joyce;Los cantos de Maldor, de Ducasse; El almuerzo desnudo y Nova espress, de Williams S. Borrughs; Los trópicos de Henry Miller; los libros del marqués de Sade y Arrabal, Kafka, Artaud, Michaux, Beckett, André Breton, el surrealismo y la poesía de César Vallejo.

    Durante esos años de silencio de la posguerra, el poeta se acercará a las tertulias literarias de Esperanza Segura, poniéndose así en contacto con la intelectualidad pacense. Un grupo de jóvenes interesados por cualquier manifestación artístico-cultural se reunía los sábados en un piso de la calle Calatrava, entre otros, García de Pruneda, Eva Callejo, Fernández Mejías, Francisco Pedraja, Pérez Muñoz, Juan José Vaquero Poblador, Jesús Delgado Valhondo, Juan Alzún y Manuel Pacheco. Aunque en la música y la literatura ha profundizado, su presencia en estas tertulias será fundamental para intercambiar puntos de vista con otros.

    De su primer libro Ausencia de mis manos, se tiraron cien ejemplares. En el mismo año fue becado para asistir a la primera Asamblea de Estudios Extremeños en Cáceres, donde conoció a Antonio Rodríguez Moñino.

    En los círculos conservadores, de poética superficial anclada en otros siglos, en los que comienza a oírse la voz de Pacheco, produce no menos que conmoción. No se hicieron tardar los ataques contra el poeta "revolucionario". Por suerte no le faltaba apoyo moral. Rodríguez Moñino, en carta al poeta, le decía lo siguiente, a propósito de Ausencia de mis manos: "Acabo de leer la crítica de «Alcántara» y de releer su libro ¿Cómo es posible que se puedan decir tantas estupideces en 1950? Consuélese de que va usted en la buena compañía de Góngora, que - según el crítico - es «oscuro, pedantesco y atrabiliario en Las soledades y El polifemo». ¡Los dos grandes poemas puros cumbres de la poesía española de todos los tiempos! Decididamente, ese hombre es tonto.
    De su libro me han hablado muy bien Gerardo, Dámaso, Leopoldo de Luis, José Luis Cano, etc.
    Ríase de todas esas inepcias alcantarinas. Que no le hagan daño".

    La aparición de En la tierra del cáncer en 1953 supuso su primer éxito, y estrechará su contacto con otros escritores de España e Hispanoamérica.

    Miguel Murillo (escritor):"en Badajoz hubo una generación de escritores que entraron en la literatura a través del trío Valhondo, Pacheco y Álvarez Lencero. Ellos fueron instigadores y alma de los recitales del final del franquismo. Pacheco fue un hombre especial. Yo destacaría de él su amor por Badajoz. Recuerdo que fue rescatado de las oficinas militares donde trabajaba por Pepe Ambrona que envío su obra a América y allí fue reconocido.

    La influencia de su prosa y poesía fue trascendental. He vivido con él recitales de poesía en los pueblos".

    En los 60 publica Poemas al hijo,Todavía está todo todavía y Poemas en forma de, atravesando estrecheces económicas al lado de su esposa Manola, "una mujer que le ha dado un poema en forma de muchacho". Tienen dificultades para llegar a fin de mes y pagar la bicicleta de su hijo. Estos son los años de Poesía en la tierra, en donde siente el deber ético de la defensa del hombre. Su compromiso social será defendido a partir de entonces.

    Los libros se suceden en los 70: Para curar el cáncer no sirven las libélulas, en el que deja sentir las nuevas perspectivas adquiridas en las actividades que desarrollan en Cine club de la Sociedad de Amigos del País; El emblema del sueño,Cantares de ojos abiertos, El cine y otros poemas.

    En 1986 se le concede la Medalla de Extremadura.
    En 1991 es Académico de la Real de las Letras y las Artes de Extremadura.



    Volver a página principal


    Estilo de su poesía



    "La
    "Mi poesía es intuitiva,

    instintiva, visceral."




    Muchos de sus poemas han sido musicalizados por distintos cantautores y grupos POP.

    La poesía de Pacheco resulta difícil de encasillar, aunque se asocia con el surrealismo, también canta al hombre y a su condición con versos-alarídos.

    El crítico Juan Ruíz de la Peña lo ha definido de esta manera: "La vena lírica de Manuel Pacheco es una mezcla de surrealismo culto y popularismo muy entrañado. El surrealismo, liberador del hombre, color de hombre, como decía Andrés Bretón, va muy bien con su alma atormentada, en íntima contradicción, entre tierna y furiosa, en lucha con las miserias de la vida. El poeta extremeño por la escala del surrealismo se evade hacia las estrellas. La veta popular le viene de raíz, de su misma forma de ser y de vivir, hijo del pueblo, dotado de esa fatalidad intuitiva que caracteriza al español, hombre del pueblo [...]. Es la poesía de Manuel Pacheco, caótica y clarividente, entre, inocente o turbia, entre impura y bella, no ajena al fenómeno social, al dolor del pueblo, entre desgarradora y bella."

    El poeta demuestra además una gran creatividad ligüística: hormigarse, eyacuar, incivilización, prosema, cabalgahablar, heridamente, siempremente... Son ejemplos de palabras que ha inventado.

    Una característica de Pacheco es el compromiso moral que adopta con lo humano, que palpita en toda su producción, definida por él así: "En un mundo donde imperan la injusticia y el hambre, donde existen vómitos de hartos en banquetes, y niños, mujeres y hombres que ni siquiera pueden vomitar porque no comen; donde se mata a los negros, se invaden y masacran pueblos más débiles... no hay lugar para la poesía pura de ruiseñores. Estamos en la época del aullido, en la época del grito contra tanto oprobio disfrazado de civilización".



    Volver a página principal