Paso de Nuestra Señora de las Lágrimas

 VIRGEN DE LAS LÁGRIMAS

La imagen de la Virgen de las Lágrimas es absolutamente incomparable, dotada de una delicadeza, naturalidad, distinción y belleza únicas, que la convierten en una efigie totalmente diferente y en la preferida de muchos pacenses. Una de las características que más destaca en el rostro de esta imagen es su palidez, que, junto con los ojos prácticamente cerrados que solo dejan entrever sus iris, su boca lívida entreabierta y sus manos unidas, presentan a una Virgen muerta, yerta; estado que muchos han dado en llamar la dormición de la Virgen. Las lágrimas que pasean por su mejilla le dan un soplo de vida y bañan la extremada delicadeza de un rostro, a caballo entre el sufrimiento y la paz ms serena, sentimiento que trasmite de manera perfecta con sus inmaculados rasgos. Esta palidez inmensa y distante solo se ve interrumpida por el tono encarnado que surge del interior de su boca, suavemente trazada, lo que le da un sutil toque de calidez, confiriéndole una gran autenticidad a la magnífica Dolorosa de las Lágrimas. Parece ser, según datos del Archivo Diocesano de Badajoz, que la imagen de vestir que hoy procesiona se realizó entre 1686 y 1695, tallándose las manos en 1709, y aunque se desconoce quien fue su autor, es de escuela castellana. Por las fechas señaladas parece lógico pensar que esta imagen vino a sustituir a otra anterior, que ya acompañaba al Cristo Yacente en la procesión del Santo Entierro en el S. XVI, cuando la Cofradía comenzaba su desfile desde la Ermita de Santiago o de Las Lágrimas, en el interior de la Alcazaba árabe.

La Virgen de las Lágrimas va vestida a la antigua usanza, con el típico rostrillo de blonda bordada que enmarca su cara. Sobre él luce una magnifica toca de malla de oro bordada en oro, obra y regalo de D. Juan Peña, artista y colaborador de esta Cofradía. Tocando la cabeza de la bellísima imagen va una magnífica diadema del S. XIX, delicadamente repujada en plata maciza con detalles dorados. Esta Dolorosa, de inmaculada belleza, lleva en la procesión un vestido de gran valor, realizado en terciopelo negro bordado en oro por las Religiosas Adoratrices del Convento de San José de Badajoz; presentando ricos motivos vegetales y el escudo de la Virgen. LLama la atención, a la vez que acentúa el aire antiguo de esta Dolorosa, los extremos del fajín, que caen a lo largo del vestido, del mismo material que áquel y bordados en oro con simbología de la pasión.

Las actuales manos de la Virgen de las Lágrimas se realizaron en 1989 y son obra del entallador local Ramón García Mora, con diseño y policromía de Santiago Arolo Viñas. Éstas van entrelazadas en actitud orante, lo que aumenta el carácter piadoso de esta magnífica imagen. De ellas pende un pañuelo blanco y dos rosarios; uno, de azabache muy antiguo, y otro, de cristal de roca donado por sus costaleros.

Un maravilloso manto de terciopelo negro, de gran valor artístico, cubre a la imagen, salpicándose el enlutado fondo con orquídeas bordadas en oro. El magnífico trabajo, a juego con el vestido, se completa con el bordado del escudo de la Virgen bajo corona real y con la rica y cuidada filigrana vegetal que rodea el contorno, todo ello realizado en hilo de oro. El manto fue regalado a la Santísima Virgen de las Lágrimas por las señoras Dña. Carmen y Dña. Antonia de Miguel en el año 1910. Un pañuelo de la época recoge la información de este trabajo: ''Se empezó a bordar y bordó el lado izquierdo de la cenefa, el Ave María y la corona la Sra. Dña. Teresa García; y, al fallecimiento de ésta, se hizo cargo de él su discípula, la Srta. Genoveva Sabater Martínez, auxiliada por la Srta. Teresa Villarroya y por la Exma señora Dña. Nicanora Sabater Campos. Se empezó en Octubre de 1909 y se terminó el 16 de Marzo de 1910.'' El manto fue pasado a nuevo terciopelo por las monjas Adoratrices de Badajoz, las cuales le añadieron algunos bordados.

La Virgen posee otro manto para el camarín, también de terciopelo negro y bordado con aplicaciones de oro por las camareras de la Virgen.

La advocación de las Lágrimas parece tener origen franciscano "JUXTA CRUCEM LACRIMOSA" y se origina frente a la opinión de San Ambrosio, que negaba que la Virgen hubiera llorado.

Mención aparte merecen las soberbias andas del paso de la Virgen de las Lágrimas, realizadas en plata de ley y repujadas al estilo barroco en talleres sevillanos. Vinieron a sustituir, con gran acierto, a las antiguas de madera; costaron la elevada suma de doscientas cincuenta mil pesetas en 1960 y fueron compradas a la Cofradía sevillana de la Virgen de la Paz, realizando la operación el entonces Hermano Mayor, D. Julián Arrobas, y el Secretario, D. José Merino. Los respiraderos son de una gran riqueza ornamental; en el frontal destaca una hornacina central enmarcada por columnas salomónicas, donde van las figuras que representan la Anunciación de la Virgen, orladas por cabezas de ángeles doradas. A los lados se abren dos tramos de detallada filigrana repujada, destacando en el centro de ellos dos medallones dorados; uno contiene el escudo de la ciudad de Badajoz y el otro la Cruz de Santiago, escudo de la Hermandad. Las bellísimas maniquetas labradas completan el finísimo frontal del paso.

En los laterales se repite el magnífico trabajo de repujado del frontal, rematados por pilastras de caprichosas formas y por esquineras del mismo estilo, que se funden en el barroquismo del conjunto; sobresaliendo de ellos se presentan diez medallones dorados y labrados que contienen pasajes de la Letanía del Santísimo Rosario. Los respiraderos se rematan inferiormente por una rica crestería que toca los faldones de terciopelo negro, en cuyo frontal luce el escudo de la Cofradía del Santo Entierro.

Sobre el paso cuarenta y ocho candelabros plateados antiguos, realizados en talleres sevillanos encienden el inmaculado rostro de la Virgen de las Lágrimas, completando la iluminación del paso dos faroles de cola de plata de doble brazo y dieciseis tulipas, que están siendo restaurados en un taller orfebre de Córdoba. Varias ánforas plateadas contienen la gran cantidad de flores, preferentemente claveles, gladiolos y crisantemos que exornan el paso; luciendo en la Semana Santa de 1996 unas magníficas piñas de claveles blancos, regalados por sus devotos.

Hoy, la Virgen de las Lágrimas sale sin el palio, debido al mal estado del mismo. Éste fue realizado a juego con el manto en los años cuarenta y cincuenta por las antiguas camareras de la Virgen. Estaba confeccionado en terciopelo negro y bordado en oro y sedas; destacando las estrellas del techo y los motivos vegetales de las bambalinas, rematadas en su frontal por la Cruz de Santiago, y la trasera por un corazón de Jesús, llevando el del Ave María en los laterales. El palio iba sostenido por doce varales plateados. Como ya hemos mencionado, está bastante avanzado el trabajo de la realización del nuevo palio, que será estrenado en la Semana Santa de 1997. Éste presenta un laborioso trabajo de bordado sobre malla de oro y terciopelo negro.

Como joyas destacadas, y dada la sencillez de la preciosa Virgen de las Lágrimas, sólo podemos añadir a las ya comentadas de la diadema y los rosarios, el broche que cuelga de su cuello con un cordón de oro y que lleva el escudo de la Hermandad realizado en pedrería. Antiguamente llevaba un broche dorado, consistente en un águila bicéfala con la Santa Faz en el centro, que aún se conserva.

11. HÁBITOS DE LOS NAZARENOS

Túnica y capa de color marfil, capirote del mismo color con caída larga triangular a la espalda rematado con un borlón rojo y el escudo de la Cofradía (una gran cruz de Santiago, con corona de espinas y el Ave María) en el pecho. Cíngulo rojo, guantes blancos y zapatos negros con hebillas plateadas y rojas.

Además, esta procesión lleva el acompañamiento de las representaciones de las demás Cofradías de Badajoz.

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