Es una de las dolorosas más antiguas de la ciudad. Preciosa talla del S. XVII, de gran valor artístico e histórico. Su semblante denota una expresión de dolor incontenido, y su boca entreabierta parece como si estuviera a punto de pronunciar alguna palabra que aliviase su angustia; los expresivos ojos, que le dan patetismo al rostro, contrastan con las dulces facciones de su semblante. En una mano lleva tres grandes clavos plateados, simbolizando, una vez más, el dolor de la pasión de Cristo, y de la otra pende un pañuelo y algunos rosarios. En el pecho, y sobre una mantilla de blonda ragalada por sus actuales camareras, solía llevar un corazón plateado, que ha sido sustituido por otro de plata dorada traspasado por siete puñales, que enfatizan su advocación. La blonda, que casi rodea su cara por completo, le da un aire antiguo en la menera de vestirla, pero nos priva de poder contemplar mejor sus bellos rasgos y su perfil. Este detalle fue transformado en la Semana Santa de 1996, al salir vestida más abierta, resaltando la belleza de esta imagen. En 1998 la Virgen ha sido vestida por D. Juan Manuel Expósito.
La Virgen de los Dolores desfila
sobre un sencillo paso de madera tallada y dorada realizada por la Casa
Artes de Badajoz, en el que destacan sus preciosos respiraderos frontales
de terciopelo negro bordado en oro por las Religiosas Trinitarias del Pacense
Convento de los Remedios. De ellos penden flecos a modo de caireles y borlones
de madera tallada y dorada; destacaen el centro el escudo de la Cofradía
policromado y las maniquetas a los lados. El paso estrenó en 1995
nuevos faldones de terciopelo negro; en el delantero va bordado el
escudo de la Cofradía y el de la Brigada XI de infantería.
Sobre el paso sobresalen veinte estupendas ánforas plateadas regaladas
por la Junta de Gobierno en 1965, y que lleva cada una grabada en su base
el nombre de la familia que la donó. En 1995 se estrenó la
candelería de la Virgen, pues carecía de ella; las cuarenta
y seis piezas están realizadas, de forma sencilla pero muy artística,
en hierro forjado y plateado, a las que se unieron otras treinta y seis
piezas en 1996.
la Virgen posee un maravilloso
manto de color crema, muy antiguo, bordado en oro por las Madres Trinitarias;
junto a éste, de gran valor, tiene otro, estrenado en 1993, de terciopelo
negro con aplicaciones doradas, que fue donado por los miembros de la Junta
de Gobierno, Camareras y familiares. Ha sido realizado por las religiosas
Franciscanas del real Convento de Santa Ana de Badajoz; en el centro destaca,
bajo corona real en relieve, el bordado del escudo de la Cofradía
y el de la Brigada de Infantería de la ciudad, benefactora de la
Hermandad. La Virgen tiene varios vestidos, de igual confección
que el manto el que luce en la procesión. De su cabeza cuelga una
original toca bordada en cristal, donada por Dña. Augusta Vázquez
Guerrero y familia, camarera de la Virgen. Actualmente se está realizando
un vestido con un antiguo bordado en plata. Como joyas destacada la Virgen
lleva la medalla de platino y pedrería impuesta por el General D.
Ezequiel Moro Cárdenas y, sobre todas las demás, luce esplendorosa
la corona de plata maciza repujada que ciñe sus sienes, realizada
por la joyería Alvarez Buiza de Badajoz. Fue sufragada, como comentábamos
anteriormente, por limosnas que consiguió recaudar el insigne padre
D. Benigno López. El paso va profusamente adornado con más
de ochenta docenas de claveles blancos y lleva también gladiolos
del mismo color. En 1995 se recuperó felizmente la tradición
de que el paso sea portado por sus hermanos costaleros.